Ir a Sierra Nevada a encumbrar alguno de sus tresmiles, siempre es un reto, sobre todo si vas espoleado e incitado por un antiguo amigo, Juan Carlos, al que hace años que no has visto, y que vuelve a pertenecer a tu acerbo cercano gracias a las casualidades de la omnipotente de la tecnología.
Si ya produce inmensa alegría un reencuentro que jamás hubiera imaginado, ya no por los años, que tarde o temprano hacen que los más dispersos caminos vuelvan a entrelazarse, sino por los fines para los que han sido unidos, todavía se puede añadir una gratificación extra si lo acompaña otro viejo amigo, David de Gevas, convertidos ambos en expertos montañeros con una talla técnica y humana difícil de emular.
Quedamos 11 personas, 8 para mí desconocidas hasta la fecha, para ir el viernes por la tarde al refugio Postero Alto, al pie del Picón de Jerez, para subir el sábado esa hermosa montaña, rasgada por el Barranco del Río Alhorí, que si ya me pareció fascinante la anterior vez que la anduve sin nieve, más bella se me ha antojado en esta ocasión vestida de blanco invernal.
Hoy, quedan en segundo plano el trazado de la ruta, el tiempo empleado, los desniveles positivo y negativo acumulados, y hasta el fuerte y gélido viento que nos atizaba punzante en la cima del Picón…Hoy lo importante ha sido que gracias a esa majestuosa Sierra, 11 personas, hemos sabido conectar al mismo tiempo y con la misma intensidad para disfrutar al unísono de la compañía mutua que nos ha impulsado a través de 9 horas y de unos 15 Km de duro, y a ratos incluso penoso, recorrido por nieves de alta montaña para finalizar con una satisfacción tan inmensa que hacía empequeñecer cualquier contratiempo que hubiera podido surgir.
Como el que se cebó con Lorena y quienes estuvieron con ella en un momento muy delicado, dando, bajo mi humilde opinión, el mejor ejemplo de la jornada, puesto que al verse asaltada por un fuerte dolor de cabeza y un malestar generalizado en el tramo final del ascenso, inmediatamente recibió el apoyo y solidaridad de quienes la acompañaban para arroparla y darle ánimos hasta conseguir el objetivo propuesto: Conquistar dos tresmiles (Picón y Juntillas) y volver sana y salva al refugio…
O la fortaleza de Fina, que sin maldad alguna andaba, andaba y andaba, hasta que cuando se daba la vuelta para hablar con alguien, se encontraba a dos collados de distancia. Por supuesto, con la paciencia característica de una digna madre de varios hijos, lo esperaba fumando un pitillo, para de paso renovar las energías consumidas…
O al hilo de esta anécdota Jesús, que con su particular teoría sobre los efectos saludables del tabaco en quienes practican montañismo, me dio las claves para el debate científico-filosófico del día…¡o mejor dicho del año!: “Como ya tenemos nuestros pulmones acostumbrados a una carencia de oxígeno, venimos acostumbrados/as a entornos donde también carece este gas, con lo que nuestra adaptación al medio es inmediata, y nuestro rendimiento no se ve mermado…”
Eso es una ventaja adaptativa con respecto a quienes somos no fumadores…Tendré que añadir Camel a mi dieta…
El fin de semana se ha visto inundado de buen rollo, cachondeo sano, risas y solidaridad, lo que hace evidente que lo importante del montañismo, de las montañas, como bien dice Juan Antonio Pastor, autor de la página Montañas del Sur, (y cito textualmente, porque no he encontrado una explicación más fiel, precisa y preciosa que esta para lo que quiero transmitir), “no son las luces, ni las vistas inabarcables… tampoco es la sensación del viento, del frío, del vacío, de lo inhóspito… ni siquiera tiene que ver con el orgullo de superar los obstáculos y hollar las cimas más complejas… nada de eso… lo más importante que te da la montaña son los amigos… la montaña para mí es un pretexto, un escenario donde se desarrolla el viejo arte de la amistad entre los que ascendemos asegurados por la misma cuerda.”
Creo que tenemos motivos para estar más que contentos y contentas, porque este fin de semana ha sido un colosal homenaje a la amistad…
Gracias a todos y a todas…
Jesús Guirao Alcaraz
Una mención especial a los guías, Esmeralda, Juan Carlos y David, por la profesionalidad con que supieron conducir al grupo. Un 10…
¡Qué maravilla de excursión! Sierra Nevada nos recibió con su mejor cara. Soleada, brillante y a rebosar de nieve. No podíamos pedir más. Una preparación perfecta, para una jornada de igual calibre. A pesar de mi «momentazo», no recuerdo nada más que lo bueno. Muchísimas gracias a Juanjo y Juan Carlos que no me abandonaron en ningún momento de debilidad. No se puede tener mejores compañeros para la montaña, incluso intentaban hacerme reír para olvidar ese run run de cabeza. Sois «lo más» chicos, tuve mucha suerte. Gracias de verdad.
Y en especial a Esmeralda y Juan Carlos por hacernos disfrutar tanto de este día.
Magnífica crónica Jesús. Me alegro un montón de que existan esos caminos y esos fines comunes a los que siempre se podrá retornar en la mejor de las compañías. ¡Bienvenido!
Gracias Paco por esa rapidez, sin duda un gran post.